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1° de Mayo: Festividad de San José Obrero

Celebración del 1° de mayo de 2023. Mensaje de la Comisión Arquidiocesana de Pastoral Social, Pastoral Migratoria, Cáritas, Pastoral de las Periferias, Acción Católica Argentina, Familia Grande Hogar de Cristo de la Arquidiócesis de Bahía Blanca.

En una nueva celebración del día del trabajador, vemos como Iglesia la extraordinaria ocasión de acompañar fraternalmente a todos los trabajadores y las trabajadoras en sus fatigas, en sus luchas, en sus sueños, en sus esperanzas. Inspirados por la Doctrina Social de la Iglesia, nacida del corazón mismo del Evangelio, caminamos junto a todos aquellos que con su trabajo no solo se ganan la vida, sino que también contribuyen a la construcción de un mundo más justo y más fraterno.

Al decir del papa Francisco, el trabajo forma parte de los “derechos sagrados”: las tres T: tierra, techo, trabajo. Los tres derechos que originan sentido de pertenencia y dignidad. El sistema cultural neoliberal dominante considera al trabajo solo como medio de supervivencia, menoscabando su dignidad. Para que eso no suceda no solo debe permitirnos obtener el sustento material, sino también – con un sueldo digno y suficiente tiempo libre- gozar del ocio para el arte, el deporte, la fiesta, así como compartir la vida en comunidad familiar y laboral…, todo lo que produce felicidad, sin olvidar de cultivar y cuidar la madre tierra en solidaridad con su clamor y el clamor de los pobres.

El trabajo humano es la primera vocación del hombre, recibida de Dios al final de la creación del universo cuando le encomienda su cuidado. La vocación que Dios nos da es muy hermosa: crear, recrear, trabajar. Pero esto puede hacerse cuando las condiciones son justas y se respeta la dignidad de la persona.” De este principio se deriva que “toda injusticia que se comete contra una persona que trabaja es un atropello a la dignidad humana.

La Iglesia, mediante la palabra del Papa Francisco en su mensaje a la Organización Internacional del Trabajo, 2021, nos apela a trabajar por el bien común y garantizar la participación de todos y todas en este empeño, especialmente en momentos como el actual, de gran aumento de la pobreza, del desempleo, el subempleo y la informalidad laboral. También es misión esencial de la Iglesia abogar para que todos y todas obtengan el respeto de sus derechos esenciales, incluido el derecho a la sindicalización.

Apelando a dos actitudes fundamentales presentes en el mundo del trabajo, la solidaridad y al principio de que nadie se salva solo, debemos preocuparnos también por los trabajadores de la economía informal, garantizándoles los beneficios sociales que les correspondan.

También atender a los derechos de las mujeres y los migrantes en cuanto al acceso a un trabajo en condiciones dignas.

Los dirigentes sindicales están invitados a enfocarse en las situaciones concretas de los barrios, especialmente los más abandonados, los ambientes rurales y las otras comunidades en las que actúan, relacionando sus situaciones particulares con las políticas económicas nacionales donde desarrollan su actuación. De este modo ejercen la función profética de denunciar las injusticias y se convierten en verdaderos guardianes que, desde lo alto de la muralla cuidan tanto a los que habitan dentro de la ciudad – los trabajadores y trabajadoras con empleo formal – como a los que quedaron afuera – los subocupados, desocupados, changarines, cartoneros -, es decir quienes no gozan de los mismos derechos que los primeros.

Las siguientes palabras del Papa Francisco están dirigidas a todos aquellos y aquellas que, a pesar de las graves dificultades que afrontan, son protagonistas, con su trabajo, de los grandes procesos de cambio que jalonan la historia: “Pueden hacer mucho. Ustedes, los más humildes, los explotados, los pobres y excluidos, pueden y hacen mucho. Me atrevo a decirles que el futuro de la humanidad está, en gran medida, en sus manos, en su capacidad de organizar y promover alternativas creativas, en la búsqueda cotidiana de las ‘tres T’ (trabajo, techo, tierra) y también, en su participación protagónica en los grandes procesos de cambio. Cambios nacionales, cambios regionales y cambios mundiales.” Discurso ante el II Encuentro mundial de organizaciones populares. Bolivia, 2015).

Celebramos en este año una década del pontificado del Papa Francisco y, unidos a él, decimos: “En la fiesta de San José obrero recemos por todos los trabajadores: para que a nadie le falte el trabajo y que todos sean justamente remunerados y puedan gozar de la dignidad del trabajo y la belleza del descanso.” (Francisco, 1-5-20)

Comisión de Arquidiocesana de Pastoral Social, Pastoral Migratoria, Cáritas, Pastoral de las Periferias, Acción Católica Argentina, Familia Grande Hogar de Cristo de la Arquidiócesis de Bahía Blanca.

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